El Ayuntamiento de Bilbao celebra hoy, 3 de diciembre, el Día Internacional del Euskera homenajeando a las primeras andereños de Bilbao de la postguerra.
El Ayuntamiento quiere así poner en valor la labor de unas mujeres que, en un contexto desfavorable y difícil como fue el Franquismo, trabajaron por la difusión y supervivencia del euskera en Bilbao. Mujeres valientes que trabajaron en la clandestinidad y que, conscientes de las dificultades y riesgos que corrían y muchas veces perseguidas por su labor, se lanzaron a la aventura de crear una enseñanza en euskera. Trabajo del que, décadas después, seguimos siendo testigos.
Primeros pasos
La primera ikastola de Bilbao se puso en marcha en 1957 en los locales de la iglesia de San Nicolás, auspiciada por el maestro Xabier Peña y con el apoyo incondicional de una docena de padres, decididos a que sus hijos estudiaran en euskera. Mª Ángeles Garai y, más tarde Agurtzane Alberdi fueron las primeras andereños en unirse a este proyecto.
El grupo de alumnos, de edades comprendidas entre los tres y los cinco años, estaba compuesto por niños euskaldunes y por otros pequeños que desconocían el euskera. Por lo tanto, la labor de estas andereños no consistía sólo en defender y potenciar el uso euskera, sino también planificar la euskaldunización del grupo.
El material escolar utilizado en aquellos primeros años era, entre otros, el abecedario Txomin Ikasle y Xabiertxo, el libro de texto en euskera por antonomasia.
Tras el cierre de la ikastola de San Nicolás en 1958, por orden del obispo Gurpide, el grupo se traslado a Iralabarri, a la casa-convento de los franciscanos del barrio. Allí comenzó el curso escolar 1958-1959 con un número de alumnos importante, que alcanzó los 48 el año siguiente.
Este centro no corrió mejor suerte que su predecesor y unos meses después de comenzar el curso 1959-1960 se recibió la orden de su cierre definitivo.
Los siguientes años, de 1960 a 1966 aproximadamente, las ikastolas bilbaínas se organizaron y desarrollaron en domicilios particulares de la ciudad, con el consiguiente esfuerzo de andereños, alumnos y familias. El número de casas abiertas fue en aumento con el paso del tiempo, de acuerdo con el aumento de niños en periodo escolar y el apoyo creciente de las familias. Así, existía una larga lista de casas en las que las clases iban rotando de mes en mes para no levantar sospechas.
Algunas de estas casas o centros, son hoy algunas de las ikastolas más conocidas de Bilbao como la Ikastola de Deusto, Artxandape o Ikastola Karmelo en Santutxu.
En 1965, una reforma de la Ley de Educación Primaria afectó a la organización de las ikastolas bilbaínas. La nueva legislación exigía el libro de escolaridad para matricularse en bachillerato y las ikastolas, que hasta entonces habían actuado en la clandestinidad, necesitaban ahora dar los pasos necesarios para su legalización.
Fue entonces cuando Julia Berrojalbiz, una de las andereños, tocó la puerta de Euskaltzaindia, en busca de apoyo para este nuevo proyecto. Así, con el respaldo de la Academia, se consiguió el apoyo de la Diputación Provincial de Bizkaia para abrir la Ikastola Resurrección María de Azkue en Bilbao en 1966, la primera en ser legalizada en todo Bizkaia.
Se trata de una época esencial para poder entender la gran expansión que en los últimos años ha experimentado la enseñanza en euskera, particularmente en Bilbao. Es por lo que el Ayuntamiento quiere agradecer a sus precursoras aquel trabajo en la sombra, cuya consecuencia ha sido la generalización de la enseñanza en euskera que hoy conocemos.
Las andereños que hoy nos acompañan recibirán de manos del Alcalde Iñaki Azkuna y la Concejala del Área de Euskera Ana de Castro, un presente símbolo de su trabajo por el euskera en Bilbao.