Juan Ramon Madariaga (Bilbao, 1962), tras licenciarse en Filología Vasca y dedicarse durante unos años a la enseñanza, es en la actualidad redactor del portal cultural Nontzeberri.com. Este bilbaíno ha publicado numerosos libros y recibido varios premios. Entre sus aficiones no puede obviarse la montaña, donde ha ascendido más de un ocho mil (Cho Oyu, Broad Peak, Everest y Shisha Pangma). El último, el Shisha Pangma (China, 8.027 metros), el 17 de mayo de 2010.
Sabemos que has sido profesor en la universidad pero, ¿en qué trabajas hoy en día?
Trabajo en el portal cultural Nontzeberri.com. Empecé hace unos ochos años. Nontzeberri es un sitio web que concibe la cultura globalmente. Diariamente incluimos de todo: literatura, bersolarismo, teatro… Nontzeberri, además de informar sobre esos temas, fomenta el uso del euskera en distintos ámbitos a través de concursos como Nontzefilmak y Bilblogari.
En 1989 publicaste tu primer libro (Imentzioaren pergamuak). ¿Cuántos libros has publicado en total?
En total ocho o nueve. Siempre he escrito en el ámbito poético. Empecé a escribir cuando era joven y con aquellos primeros trabajos gané algunos premios y los premios siempre empujan a seguir escribiendo. Además, como lector, o como creador siempre he tenido una relación especial con la literatura. Nunca he dado el salto a la narración, pues no me siento cómodo. Alguna vez he escrito cuentos, en alguna colaboración. Escribo mis columnas y artículos en algunos medios de comunicación, pero sobre todo escribo poesía.
¿Escribes en euskera, verdad?
Sí, he escrito todos los libros en euskera. Sólo he escrito uno en castellano: Física. Lo escribí en castellano a modo de ejercicio. He hecho algunas traducciones y cosas así en temas como antologías, pero eso en España.
¿Te viene de pequeño el instinto de escritor? Y, ¿de dónde te viene?
Soy euskaldun berri, y cuando era joven el euskera me cautivó a través de la música y así. Prestaba especial atención a las canciones y los textos para aprender euskera. Lo más probable es que esa necesidad, la necesidad de poner en práctica el euskera me viniera de ahí… Como me gustaba tanto, empecé a escribir en euskera. Recuerdo que tenía noches bastante productivas, con música de fondo. Todos esos poemas los recopilé en el libro titulado Imentzioaren pergamuak y presenté mi libro a un certamen. Me dieron el premio y en aquel momento decían que era algo así como un nuevo descubrimiento. Parece que mi estilo era especial.
En tu trayectoria has recibido varios premios, el último el año 2000 concedido por Euskaltzaindia, por el trabajo Amodioa batzuetan. ¿Qué supone para ti recibir premios así?
Cuando me he presentado a concursos no buscaba fama, sino dinero, pues el dinero que he ganado en esos certámenes lo he gastado en expediciones de montaña. Es posible que algunos se presenten a concursos para obtener fama y renombre, pero ése no ha sido nunca mi objetivo. Yo, normalmente, me he presentado porque eran premios “golosos”. Con todo, además de lo económico, las opiniones y los criterios que surgen en torno a esos premios siempre son beneficiosos y suelen ser un gran estímulo para seguir trabajando.
¿Los trabajos que has presentado a certámenes los habías creado para concurso o tras escribir el trabajo has pensado que tenía opciones de ganar y lo has presentado?
Normalmente escribo con calma, cuando puedo, y si me parece que lo que he escrito es bueno lo presento. Hoy en día me tomo con tranquilidad lo de los premios. Tengo una estrecha relación con las editoriales y saben lo que hago, y normalmente escribo de otro modo, con otro objetivo. Quizás, tras la publicación del libro, alguna charla…
Has comentado que con el dinero obtenido en los premios has solido pagarte expediciones de montaña. ¿Has pensado alguna vez publicar algún trabajo o libro relacionado con la montaña?
Sí, claro. Tras volver de una expedición en el 2000 empecé a escribir y la verdad es que tengo escritas casi 600 páginas. Pero he seguido con la poesía y lo he aparcado. Es verdad que tengo que retomarlo, y siempre me digo que tengo que volver a ello y organizarlo un poco, para que pueda ver la luz en forma de libro. En primavera estuve en el Shisha Pangma y me llevé el libro de Unai Elorriaga SPrako Tranbia, para reflexionar y escribir algo. He empezado a escribir un pequeño ensayo que aúna la montaña y la literatura, y la verdad es que no sé si de cara a futuro verá la luz, tengo que hablar con Unai, pero bueno.
¿Siempre te llevas algún libro a las expediciones de montaña?
Siempre llevo un diario en el que escribo poemas, lo que siento, de todo. Aparte de datos prácticos, siempre he escrito lo que he sentido de un modo más literario. Además, siempre me he llevado algunos libros para reflexionar en torno a ello. Así, cuando vuelvo a casa puede valer para crear un nuevo trabajillo. La verdad es que pocas veces aparece en los libros lo que escribo allí. Quizás soy más urbano escribiendo, no tan montañero.
¿Qué temas tratas en los artículos que escribes en medios de comunicación?
Para mí suele ser un ejercicio muy bonito. Como siempre lo hago todo en torno a la poesía, suele ser un ejercicio distinto. Más narrativo y mucho más cercano al relato. Ahora escribo todos los domingos en el diario Deia y el tema es libre. Aprovecho para escribir sobre problemas de actualidad. Algunas veces elijo temas que nos quedan muy lejos, como los problemas de los pueblos de la Amazonia.
Narrativa o poesía. ¿Qué prefieres?
La verdad es que me siento más cómodo escribiendo poesía De hecho he escrito algunos cuentos por encargo, pero prefiero la poesía.
¿Aúnas bien el trabajo y la afición (la montaña)?
Cuando voy al monte tengo mucho tiempo para escribir y por eso intento siempre escribir. A la vuelta es bonito escribir sobre ello. De por sí, suele ser bastante mayor el tiempo que le dedico a la montaña que el que le dedico a la literatura, pues también tengo que entrenar. Pero, de todas maneras, siempre tengo la poesía en mente. Es cierto que vivo un poco para ello, para el monte y la poesía.
¿Hacéis expediciones todos los años?
Intentamos hacer una al año. Yo por mí haría tres, pero es imposible. Aquí me ahogo. Hay que conciliar trabajo, vacaciones, familia… y no es tan simple. Sin embargo, las montañas así te generan dentro una especie de gusanillo.
Y, ¿de cara a futuro tienes alguna otra expedición entre manos?
Sí, quizás vayamos a Pakistán, al gran Nanga Parbat (8.184 metros). Es probable que para ese proyecto me una a Alex Chichón y otros amigos catalanes. Primero hay que buscar el dinero… los proyectos siempre dependen de si hay dinero, tiempo…, pero al menos eso es lo que tenemos en mente.