La exposición, ubicada en el Museo Vasco, mostrará un recorrido de la publicación y todo su entorno desde sus inicios en 1966, hace ahora cincuenta años, en las aulas de la catequesis de la parroquia de San Antón. Asímismo, recordará a su principal creador, Jose Antonio Retolaza (Bilbao 1929-Muxika 2014), y al arquitecto Lander Gallastegi (Torreón, México 1929-Berango 2014), verdaderos artífices del fenómeno Kili-kili.
Además de la exposición, un vídeo realizado por Labayru Fundazioa cuenta la historia de Kili-Kili, y lo complementa una publicación editada por el Ayuntamiento de Bilbao y Labayru Fundazioa. Estos serán los tres soportes que permitirán profundizar en lo que significó Kili-Kili.
Kili-Kili, un muchacho de seis años nacido junto al puente de San Antón, es el anfitrión en la presentación de la exposición. El protagonista, amigo de todos los niños y las niñas, se presenta con su típico atuendo con txapela y kaiku, y siempre con un lápiz en la mano, leyendo, escribiendo y siempre trabajando.
La muestra se articula en varios apartados temáticos en torno a lo que supuso la publicación de la revista a lo largo de su existencia, del paso de ser unas simples fotocopias a convertirse en un método de alfabetización a distancia que llegaba a todos los rincones, con una producción extraordinaria tanto en volumen como en calidad.
Las actividades de Kili-Kili, numerosas, y con un claro objetivo: enseñar euskera, alfabetizar a los niños y niñas vascohablantes en su lengua, pero mediante juegos, concursos y premios, siempre en un entorno lúdico.
Las chocolatadas y las excursiones eran, dentro de esas actividades, elementos de ocio y una excusa perfecta para reunirse, jugar y pasarlo bien. Los concursos han sido una constante en Kili-Kili, y un buen pretexto para que los niños y niñas lean y escriban en euskara casi sin darse cuenta. En el Museo Vasco, y en la zona habilitada para los más pequeños, rememoraremos aquellos concursos, con Ezetz igarri (A que no aciertas), premio incluido.
Alfabetizarse jugando. El cuaderno Lan ta lan, del que se publicaron doce ejemplares, llegaba a las casas de los suscriptores – Kili-Kili llegó a tener 18.000 – para completarlo y devolverlo para que fuera corregido. Este cuaderno tuvo su continuidad en las hojas Ekin ta Ekin, como material complementario, y posteriormente se publicó la revista en formato comic. El envío de los cuadernos daba comienzo a los cursos año tras año.
El día de Kili-Kili se organizó por primera vez en Bilbao en 1977 y tuvo un éxito tan rotundo, con tanta repercusión, que dio pie a ediciones posteriores en otras localidades.
La revista Kili-Kili de la que llegaron a publicarse 233 números, tuvo el mérito de traducir al euskera personajes de comics famosos en otros idiomas: Mortadelo y Filemon, La Pantera Rosa, Robin y Sheriff, Axterix y Obelix, etc. Además, contaba con entrevistas a personas representativas de la cultura vasca y los espacios habituales de concursos como Ezetz Igarri, el espacio para las cartas que escribían los niños Kili Kartak…
Y no podemos olvidar Kili-irratia, que nace en la década de los 80. Fueron varias las radios que emitían Txiki-txoko-txukuna, Radio Popular de Bilbao, Bizkaia Irratia, Arrate Irratia, Radio Vitoria, Euskalherria Irratia de Iruña y Gure Irratia de Lapurdi, todas con la misma y conocida sintonía, donde se daba cuenta de las actividades de la revista, fomentando la participación directa de los más jóvenes. Un acercamiento al mundo del euskera que hunde sus raíces en los años sesenta del siglo pasado.
El Museo Vasco de Bilbao, dependiente del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación Foral de Bizkaia, acogerá esta exposición hasta el 26 de junio.